La palabra “trabajo” tiene una sombra larga. Su raíz latina, tripalium, hacía referencia a un instrumento de tortura formado por tres palos. De ahí viene la idea de esfuerzo, sacrificio, dolor. No es casual que muchas personas sigan asociando su trabajo con carga, cansancio o sufrimiento, como si ganarse la vida implicara perder parte de ella.
Pero ¿y si el problema no fuera lo que hacemos, sino cómo lo nombramos? Las palabras que usamos no solo describen el mundo: también lo crean. Si cada vez que hablamos de “trabajar” evocamos cansancio, estamos reforzando la idea de que producir valor es sufrir. Quizás sea hora de actualizar el vocabulario para cambiar también la manera en que nos relacionamos con lo que hacemos.
Hacia un lenguaje más consciente
Existen alternativas que no cargan con la herencia del tripalium. Algunas son neutras, otras apuntan a propósito y crecimiento. Cambiar la palabra puede ser un gesto pequeño, pero simbólicamente poderoso: ayuda a resignificar nuestra relación con la acción, la productividad y el sentido.
Neutras y formales:
- Ocupación: actividad habitual, remunerada o no.
- Actividad profesional: conjunto de tareas propias de una profesión.
- Desempeño: ejecución de funciones o responsabilidades.
- Labor: conjunto de acciones con esfuerzo físico o intelectual.
- Rol profesional: papel que cumple una persona en un contexto.
Estas palabras son útiles cuando queremos describir sin dramatismo. “Mi labor”, “mi desempeño”, “mi rol” suenan más precisos y menos cargados que “mi trabajo”.
Con propósito y desarrollo:
- Vocación: aquello que se hace por convicción, no solo por necesidad.
- Proyecto: iniciativa con un objetivo claro.
- Misión: propósito que orienta las acciones.
- Contribución: lo que uno aporta a algo más grande.
- Camino profesional: la ruta elegida para crecer.
Estas expresiones abren espacio para una relación más humana con el hacer. No hablan solo de tareas o salario, sino de sentido.
Corporativas y estratégicas:
- Función estratégica o gestión profesional, si el contexto es organizacional.
- Responsabilidad, cuando lo importante es la confianza o el resultado.
Nombrar de otra forma no borra las dificultades, pero sí cambia la conversación. Decir “mi misión profesional” o “mi campo de desempeño” invita a pensar en evolución, no en castigo.
Otras:
Curro – coloquial, positiva, se usa para hablar del trabajo cotidiano con naturalidad.
Chamba – muy extendida en Latinoamérica, cercana y amigable.
Laburo – coloquial y neutra, transmite cotidianidad sin carga negativa.
Pega – informal, práctica, usada para referirse a un empleo o tarea.
Camello – coloquial, asociada al esfuerzo pero sin tono de queja.
Brete – popular, expresiva, implica estar ocupado o tener muchas tareas.
Guiso – trabajo temporal o independiente, sobre todo artístico.
Jale – usada para referirse al empleo o a “tener algo que hacer”.
Changa – empleo corto o trabajo informal, de ocasión.
Lucha – habla del esfuerzo diario para salir adelante.
Oficio – describe una ocupación manual o artesanal, sin connotación negativa.
Puesto – neutral, indica una posición dentro de una organización.
Empleo – formal, administrativo, usado en contextos oficiales.
Rol – refiere al papel o función que cumple una persona.
Ocupación – neutra, abarca tanto el trabajo remunerado como el voluntario.
Actividad profesional – se enfoca en el ejercicio de una profesión, no en la carga.
Desempeño – resalta la acción y la calidad con que se realiza una tarea.
Labor – palabra clásica, digna, asociada al esfuerzo y al compromiso.
Proyecto – alude a una iniciativa con propósito, no solo a una obligación.
Vocación – introduce la idea de sentido, de llamado interior más que de deber.
Cambiar la palabra para cambiar la mirada
Revisar el lenguaje que usamos en el ámbito laboral no es una cuestión estética: es una forma de cuestionar la relación cultural con el esfuerzo, el tiempo y la productividad. Tal vez el siglo XXI no necesite más “trabajadores” en el sentido industrial, sino personas que aportan, crean y se desarrollan.
Quizás el “trabajo” sea solo el medio; el propósito, la verdadera meta.
Nota de transparencia
Este contenido ha sido generado o asistido por herramientas de Inteligencia Artificial, bajo la supervisión de EL PROFE OTTO.